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  • ap4 Teniendo en cuenta la labor de traducci n cultural que

    2019-04-23

    Teniendo en cuenta la labor de traducción cultural que estos letrados criollos inician en Europa y que piensan como puente de transformaciones culturales y políticas para el espacio americano, analizaremos la traducción que realizan Rodríguez y Mier de la novela Atala de Chateaubriand en el año de 1801. Para denunciar el desconocimiento del rey de España y de sus funcionarios sobre el espacio americano, estos letrados criollos traducen la novela de Chateaubriand que les sirve, ap4 su vez, como gesto cultural hispanoamericano de inserción dentro de la cultura literaria pública por medio de la cual encontrarán su lugar dentro del espacio cultural ilustrado europeo. Para ello, apelarán al público joven de Bayona, desligado de las prácticas corruptas del sistema de poder, conformando una traducción agradecida para con su lector al cual pretenden atraer y convencer de esta nueva fraternidad lingüística que estipulan entre el francés y el castellano americanizado. Así, esta traducción representaría la cristalización de un proyecto letrado que busca subvertir las limitaciones comunicativas impuestas por España para proponer, en su lugar, una fraterna comunicación transatlántica entre los pensadores americanos y los europeos.
    En el mes de abril de 1801 se publica en París por primera vez Atala, la exitosa novela de Chateaubriand. Su fama y renombre estarán marcados por la cantidad de ediciones que la obra contará en dicho año (cinco ediciones en Francia) así como también por sus múltiples traducciones a lo largo de los siguientes años. El furor de ventas, su renovada lectura y sus posteriores ediciones que circularon por Europa (tanto autorizadas por su autor como contra-facciosas) se debieron a dos motivos que dialogan y que sostienen la trama de la novela: la pasión religiosa en tensión con la pasión física entre Chactas y Atala, dos semisalvajes americanos, y la presencia inextricable de la naturaleza americana que guía el accionar de los protagonistas. Al lector europeo lo cautivó el particular exotismo americano planteado por Chateaubriand, quien buscó plasmar la epopeya de la naturaleza en un cuadro narrativo en el que sus personajes principales (Chactas, Atala, el padre Aubry) tuvieran un “estilo mixto” (Rodríguez: 440) al ser productos del cruzamiento cultural-religioso entre Europa y América. De esta forma, el estilo narrativo y la perspectiva eurocéntrica de Chateaubriand sobre la vida salvaje en América pretendían desligarse del tratamiento roussoniano de la pureza y bondad de la naturaleza salvaje para priorizar la intermediación de la labor del poeta-artista. Se destacan al respecto las palabras que esgrime Chateaubriand en el “Prefacio” a su tercera edición: Esta intermediación cultural planteada por Chateaubriand resulta estratégicamente productiva para Mier y Rodríguez por varias razones que se insertan en el marco metatextual que antecede la tercera edición de la novela y que condiciona la lectura de ella. En primer lugar, el autor cuestiona el valor y supuesta autonomía ficcional del relato al hacer evidente la fricción de temporalidades dispares entre su planificación como autor y la voracidad del lector europeo que lleva al autor a carrageenan adaptarse, a regañadientes, al mercado editorial. Así vemos cómo tanto en la “Carta publicada en el Diario de los Debates y en el Publicista” como en el “Prefacio” a la novela, Chateaubriand la concibe como anécdota comprobatoria y final de su estudio El genio del cristianismo que se publicará en 1802: Esta aclaración del autor sobre la aceleración de la publicación del relato evidencia una postura conflictiva del mismo para con un mercado editorial deseoso de novedades y de anécdotas exóticas sobre América. Para Chateaubriand, la publicación temprana de este relato no es un indicador de la autonomía ficcional del mismo, sino producto de un traspapelado y el deseo de evitar un accidente futuro. Es decir, la invasión a la privacidad del autor conlleva en este caso una publicación a contrapelo del estudio, pero no una renuncia o fragmentación del mismo. Así, la narración americana debe leerse como antesala del estudio europeo sobre la religión católica en América, como apéndice o escrito corolario que sólo cobrará sentido si se lo aúna al escrito ensayístico de la intervención europea sobre América. Esta suerte de lectura suspendida o justificativa de un ensayo a publicarse a posteriori, condiciona la intervención en la novela del personaje del padre Aubry como un álter ego del autor al actuar de intermediario entre la interpretación americana de la religión católica y la correcta lectura que debería hacerse de las enseñanzas de dicha religión. Frente al aprendizaje e interpretación que se le ha dado al accionar católico en América, el padre Aubry simboliza la reconversión y corrección del camino tomado en la evangelización de los indígenas o nuevos fieles. Esta reconversión es concebida en la novela como una forma particular de insertarse en el espacio americano, de plantear una forma de vida no sólo religiosa sino también productiva con las condiciones del espacio dadas. Es por ello que este misionero facilita e instruye a sus fieles para que construyan una comunidad de labradores y que vivan en armonía con la naturaleza. Nos adentramos en parte del argumento de la novela para mostrar cómo ella es pensada a partir del deseo del autor de plantear una lectura utilitaria de su carácter narrativo-ficcional. Esta lectura utilitaria será retomada por Mier y Rodríguez sumada al efecto de traspapelado del relato que habilitará a sus traductores a corregir y reconstruir una correcta lectura sobre el espacio americano.