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  • br Luego de las iniciales de su nombre G O

    2019-05-06


    Luego de las iniciales de su nombre, G. O., Owen reproduce el fragmento traducido. Por esta afición, no resulta extraño que cuando parte hacia Nueva York, Cyclopamine mediados de 1928, Owen lleve consigo las Obras completas de Lautréamont. Este, indudablemente, influyó en la confección de los poemas de Línea, pues su obra “persiste en influencias decisivas sobre la poesía y la prosa contemporáneas”. Las otras dos traducciones completamente desconocidas en México son: “Lázaro Cárdenas, un indio asceta” (19/enero/1935), de Lestrois Parish, y “Las sorprendentes aventuras del Barón de Munchausen” (7/agosto/1935), ambas aparecidas en las planas de El Tiempo. Las presento como aporte a las obras incompletas de Owen, así como una muestra más de la escritura poligráfica y de la función mediadora de los Contemporáneos, en general, y del autor de Perseo vencido, en particular. Owen, a su vez, estaba orgulloso de formar parte de una generación heredera de la Revolución. A su juicio, hacia 1920 en México todo estaba por inventarse y los jóvenes tenían el compromiso de aportar cuanto estuviera en sus manos, como una contribución altruista y entusiasta que los detractores de Contemporáneos apenas si valoraron; antes bien, en consonancia con los nacionalistas de aquel entonces, y de ahora, no pasan de ser considerados extranjerizantes y burgueses. En “Poesía y revolución”, Owen pasa lista al ejército reconstructor de la nación devastada por “el fecundo huracán”: “Unos éramos economistas, otros éramos campesinos, otros éramos ingenieros, otros éramos artistas. Todos éramos original, esencialmente, revolucionarios” (1). La cicatriz de la Revolución caló muy hondo en el rosarino, pues hasta la poesía que todos calificaron de reaccionaria nació de esta ineludible vocación. De esta suerte, en las Lecturas Dominicales del 14 de septiembre de 1935, publica “Dedicatoria” con la intención de celebrar el 125º aniversario de la Independencia de México. En otra curiosa intratextualidad oweniana, “Dedicatoria” comienza con un resumen de “Poesía y revolución” para refrendar unas ideas y un espíritu revolucionario vigentes, y aun más arraigados, durante la travesía sudamericana de Owen:
    Esta conciencia, acaso, lo llevó a photoperiodism practicar una ética dedicada a causas nobles y justas: lo entusiasma la inminente Independencia de Filipinas, el triunfo de Sandino en Nicaragua, la lucha aprista contra los regímenes autoritarios del Perú, la empresa socialista en Ecuador, acordes con una sui géneris visión revolucionaria. Todo esto viene a colación, porque Owen tiene la encomienda de felicitar en esta fecha a Palma Guillén, ministro plenipotenciario de México en Colombia, al pueblo de México y al “jefe actual de la Revolución Mexicana, general Lázaro Cárdenas” (235). Sin duda, Owen sentía una fuerte simpatía por Cárdenas, pues en la sección de la United Press, en El Tiempo, a menudo seleccionaba noticas relacionadas con la gestión cardenista, verbigracia: la asonada de Garrido Canabal, la salida y la vuelta de Calles, el levantamiento de Cedillo. La deferencia por el gobierno socialista de Cárdenas permitía establecer un doble lazo emotivo con Michoacán: su madre, de ascendencia india, provenía de ese estado. Asimismo, en el aspecto ideológico, la traducción de “Lázaro Cárdenas, un indio asceta” cumplía dos funciones esenciales en la cosmovisión oweniana del momento: en primera instancia, puede tomarse como un gesto más de admiración por el jefe en turno de la Revolución mexicana y, en segunda, como un mensaje más para los revolucionarios del Continente. A la segunda traducción, “Las sorprendentes aventuras del Barón de Munchausen”, dedicada a un público infantil, llegué por el anuncio previo a la edición especial que El Tiempo preparó, el 7 de agosto de 1935, para celebrar “el ensanche de sus talleres”. Así aparece reseñada la sección del suplemento dedicada a los lectores infantiles del diario bogotano: