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  • La propia Mirna Paiz rescata en sus memorias

    2019-06-11

    La propia Mirna Paiz rescata en sus memorias cuál fue su papel en la guerrilla, dejando claro que si bien en algunas ocasiones tuvo E-4031 Supplier su cargo la administración y distribución de medicinas, su labor no era ser costurera. La decisión editorial de cubrir su rostro e incluso excluirla del único retrato donde aparece al lado de César Montes, tiene varias lecturas. Si partimos del discurso editorial manejado en el reportaje interpretamos que tal decisión se debió más a minimizar el papel de Rosa María dentro de la guerrilla que a mantener su anonimato. Montes reflexiona sobre ambos discursos y señala que “Rodrigo fotografió a Rosa María con su arma en la mano, en la marcha con su mochila, el sí percibió la importancia de ella en la guerrilla, en cambio Menéndez no le dio el debido valor e importancia; en el texto de Menéndez, Rosa María queda reducida a zurcidora de pantalones y servidora de comida”. La secuencia fotográfica presentada y los textos publicados despiertan varias interrogantes. La primera es sobre quiénes pueden ser fotografiados y quiénes no; respecto a esto el excomandante sostiene que “todo guerrillero que bajaba y subía no podía fotografiarse […] de los permanentes que tenían la posibilidad de ser reconocidos fácilmente y afectar a su familia como Rosa María, tampoco […]. Los demás, como Turcios Lima o César Montes, que según nosotros el enemigo ya tenía conocimiento de quienes éramos, e incluso habían fotos publicadas, pues se aceptó.” Resulta incongruente la existencia de esas fotografías. En primer lugar, Rosa María no hubiera permitido ser fotografiada, pero posó para Moya; en segundo lugar, Montes fue testigo de estas tomas y ni él ni el grupo pusieron objeción, confiando en que “editarían las fotos y no publicarían su rostro para prevenir represalias familiares”, argumento inocente viniendo de un grupo armado que conoce los mecanismos de inteligencia del enemigo. Moya plantea que “no supe o no recuerdo que sus imágenes fueran reservadas. Allí estaba César Montes cuando lo fotografié y no me advirtió nada al respecto. Mario Menéndez tampoco dijo nada cuando le entregué en México las fotografías donde aparecía ella”. Bajo la lógica editorial implementada por el director de la revista, la imagen de Rosa María representaba el gancho perfecto para el reportaje que Menéndez construyó alrededor de la guerrilla. Las contradicciones que encierra esta secuencia nos permiten apreciar la dimensión que tuvo el reportaje en su momento y sus consecuencias, positivas y negativas. Al ser la primera experiencia del fgei con un medio de comunicación extranjero, con un periodista como Menéndez y un fotógrafo que aun con su experiencia en el oficio fotográfico y la militancia política pasó por alto muchos detalles era lógico prever que los descuidos, omisiones o ingenuidades serían parte del reportaje. Lo destacable es que aun con todas estas interrogantes y errores de seguridad, la cobertura de Sucesos significa un aporte a thermacidophiles la historia del fotoperiodismo y de los movimientos armados de la década de los sesenta y desde esa óptica debería analizarse. Dentro de los retratos individuales, en el afrm existe un negativo con una fuerte carga simbólica. En primer plano aparece César Montes, 50% del campo visual es ocupado por su figura sentada en una saliente de piedras, a escasos metro de él y ligeramente detrás una Rosa María pensativa complementa la equilibrada composición, ésta ocupa el restante 50% del encuadre. Nuevamente la contrapicada enaltece la figura del Comandante. La bota militar, su mano, pero sobre todo su gesto relajado mirando al horizonte, atrapa la atención del espectador para continuar la lectura circular que irremediablemente lleva a la figura de la guerrillera. Ambos enmarcados en una atmósfera idílica y romántica de la guerrilla, discurso predominante de la época. El binomio hombre-mujer, también está representado, ofrece dos lecturas contrapuestas, por un lado, presenta a la pareja en igualdad de condiciones y por el otro, a la mujer subordinada al hombre, ya que ella aparece en segundo plano y proporcionalmente más pequeña. Menéndez pudo haber elegido esta última lectura, pero decidió mutilar la composición para su publicación. (Imagen 4).